Una grave crisis, como si fuera un terremoto, sigue sacudiendo el mundo. A diario nos llegan las noticias de decenas de muertos en Irak como producto del estallido de una bomba o el ametrallamiento indiscriminado de la población civil hecho por terroristas o el ejército de ocupación y mercenarios de la Administración de Bush. Es imposible diferenciar ya la conducta de los bandos porque ambos pisotean los más elementales derechos humanos de la población civil.